Dra. Guadalupe Moguel Parra*
En este mundo de prisas, de apuros por ganar el dinero
para vivir, los padres se olvidan de lo más valioso
que les pueden otorgar a sus hijos: Tiempo que pueden convivir
con ellos. Tiempo para corregir, para educar, para adquirir
hábitos, así como el tiempo que el niño
requiere pasar con sus padres.
Alguna vez usted, mamá o papá se ha preguntado:
¿Qué le gustaría a mi hijo hacer hoy
con nosotros?
¿Recuerda usted qué hacía con sus padres
cuando era niño? ¿Qué era lo que más
le gustaba compartir con ellos? ¿Cuántas veces
deseó tan sólo que lo abrazaran o lo besaran?
¿Ha pensado usted, de las 24 horas del día, cuánto tiempo dedica realmente a sus hijos? Piense
que brindarle un abrazo cariñoso a un niño, tan solo le restará cuatro o cinco segundos, de esos
86 mil 400 segundos que tiene un día, ¿Es
mucho pedir?, ¿verdad que no?
El niño cuando es pequeño necesita sentirse
amado y cerca de sus seres queridos, simplemente por ser
un niño. Que no sólo lo quieran por sus logros, porque se porte bien y obtenga buenas calificaciones, sino
tan solo por ser parte esencial e importante de la familia
.
Recuerden que para ser un adulto sano y feliz, se debe haber
sido un niño feliz, para poder amar y respetar a
los demás, es importante haber sido amado y respetado
de niño, para saber entregar nuestro tiempo a los
demás, es necesario que de niño nuestros padres
nos hayan entregado un poco de su tiempo... Pero no sólo
como lo entendemos los adultos, sino como lo entiende el
niño. A lo mejor para su hijo es importante que usted
esté con él viendo en el televisor la serie
de caricaturas que más le gusta, para su niña
jugar a las muñecas, o incluso estar cerca de ustedes.
En esta sociedad, con crisis de valores, es necesario rescatar
lo más valiosos que tenemos, como padres es nuestra
responsabilidad la de crear un mundo mejor y de esperanza
para los hijos, en el que ellos se sientan libres y creativos, para desarrollarse como personas.
¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos
tengan deseos de prosperar y de salir adelante en la vida?
Transmitirles un espíritu de lucha, de trabajo constante, de confianza en sí mismos y esto solamente se adquiere
cuando el niño se siente a gusto por ser niño, se siente querido y respetado por sus padres.
Yo los invito a ustedes padres de familia, que les pregunten
a sus hijos ¿Qué es lo que quieren hacer?, ¿cómo quieren pasar el tiempo y créanme
no es con más dinero, no es con más juguetes, no es con más golosinas sino simple y sencillamente
con una parte de su tiempo.
A veces como padres de familia, estamos preocupados por
la educación de los hijos, y ¿saben cuál
es la mejor forma de aprender para un niño?, el ver
y participar de las actividades de sus padres, imitar hábitos, si bien es importante que ambos padres se incorporen a las
actividades de sus hijos, para el niño es todavía
más importante el participar de las actividades cotidianas
de sus padres y del hogar, pues para él es el mundo
de sus padres y del cuál quiere formar parte.
Como Pediatra de muchos niños, he visto a niños
felices y otros que no lo son tanto, porque sus padres no
se han preocupado por qué el niño o niña
esté feliz, sino que sólo se han preocupado
por su vestido, su alimento, su colegiatura y se han olvidado
que todos los niños siempre son más sencillos
que los adultos, que la percepción del niño
es más simple que la del adulto, que el niño
no es tan complicado y que para él cuenta más
un poco del tiempo de sus padres que todo el oro del mundo, por ello les repito, denle a sus hijos ese espacio que sólo
ellos saben aquilatar en toda su magnitud, como es el pasar
un rato agradable con su niño.
Recuerde siempre ¡Que la calidad del tiempo que
dedique a sus hijos, será el tesoro más valioso
que ustedes le puedan otorgar!
viernes, 18 de mayo de 2012
Toma tieempo para tu hijo el lo necesita
El respecto a los demás en el niño
Los buenos modales son parte de lo que significa demostrar nuestro respeto a otras personas. Si usamos juegos para reforzar los buenos modales, proveemos a los niños la práctica que necesitan para aprenderlos sin sentir vergüenza-y evitamos la vergüenza nosotros mismos.
Qué hacer Hágale saber al niño que el respeto a otras personas puede comenzar con algo tan básico como demostrar buenos modales, como por ejemplo -extender la mano cuando saludan a alguien; -mirar a los ojos cuando platican con alguien; -decir "por favor, " "gracias, " "perdón, " y "disculpe"; -abrir puertas para otras personas; -usar expresiones como "sí, señor, " o "sí, señora" cuando hable con personas mayores; y -ceder su asiento en un autobús o metro a una persona mayor o a una persona con discapacidad.
A la hora de la comida o la cena, pida que los miembros de la familia hagan como si estuvieran comiendo en un restaurante. Pida que su niño demuestre cómo debe hablar con usted y las otras personas sentadas a la mesa. ¿Qué debe decir cuando "el mesero" le sirve su comida? ¿Cómo debe comer? ¿Qué debe decir si quiere alejarse de la mesa?
Ponga varias sillas en una hilera y pida que su niño y otros miembros de la familia hagan como que van en el autobús. Pida que su niño le demuestre qué debe hacer o decir si el autobús se detiene repentinamente y el niño se tropieza con otro pasajero. ¿Cómo debe cargar un bulto en el autobús para que nadie se lastime o moleste a los otros pasajeros? ¿Qué debe hacer si está sentado en el autobús y entra un anciano y no hay más lugar?
Cuando el niño mencione que alguien hizo algo amable por él, aliéntelo a escribir una notita para agradecer el favor. Explique que una nota no tiene que tener demasiadas palabras. Para los niños menores, también puede incluir dibujos. Después de que prepare la nota, ayude al niño a repasar lo que ha escrito, y hacer correcciones de ortografía y puntuación.
Explique que tomar el tiempo para revisar y corregir lo que hemos escrito demuestra respeto a la persona que recibe la nota. Permita que su niño le vea escribiendo notas de agradecimiento o consideración a otras personas. Quizás quiera preparar una notita al cartero por ayudarle con un paquete pesado, o a un vecino para desearle buena suerte en su próxima entrevista, o a un pariente para felicitarlo por el premio que se ganó.
Qué hacer Hágale saber al niño que el respeto a otras personas puede comenzar con algo tan básico como demostrar buenos modales, como por ejemplo -extender la mano cuando saludan a alguien; -mirar a los ojos cuando platican con alguien; -decir "por favor, " "gracias, " "perdón, " y "disculpe"; -abrir puertas para otras personas; -usar expresiones como "sí, señor, " o "sí, señora" cuando hable con personas mayores; y -ceder su asiento en un autobús o metro a una persona mayor o a una persona con discapacidad.
A la hora de la comida o la cena, pida que los miembros de la familia hagan como si estuvieran comiendo en un restaurante. Pida que su niño demuestre cómo debe hablar con usted y las otras personas sentadas a la mesa. ¿Qué debe decir cuando "el mesero" le sirve su comida? ¿Cómo debe comer? ¿Qué debe decir si quiere alejarse de la mesa?
Ponga varias sillas en una hilera y pida que su niño y otros miembros de la familia hagan como que van en el autobús. Pida que su niño le demuestre qué debe hacer o decir si el autobús se detiene repentinamente y el niño se tropieza con otro pasajero. ¿Cómo debe cargar un bulto en el autobús para que nadie se lastime o moleste a los otros pasajeros? ¿Qué debe hacer si está sentado en el autobús y entra un anciano y no hay más lugar?
Cuando el niño mencione que alguien hizo algo amable por él, aliéntelo a escribir una notita para agradecer el favor. Explique que una nota no tiene que tener demasiadas palabras. Para los niños menores, también puede incluir dibujos. Después de que prepare la nota, ayude al niño a repasar lo que ha escrito, y hacer correcciones de ortografía y puntuación.
Explique que tomar el tiempo para revisar y corregir lo que hemos escrito demuestra respeto a la persona que recibe la nota. Permita que su niño le vea escribiendo notas de agradecimiento o consideración a otras personas. Quizás quiera preparar una notita al cartero por ayudarle con un paquete pesado, o a un vecino para desearle buena suerte en su próxima entrevista, o a un pariente para felicitarlo por el premio que se ganó.
Buenos modales para niños. Niños bien educados. Comportamiento correcto.
uenos modales para niños. Niños bien educados. Comportamiento correcto. (1)
Los niños suelen ser un fiel reflejo de lo que ven en casa en cuanto a comportamiento y modales; sobre todo en los primeros años que apenas cuentan con otro contacto social que el de sus padres (pues no van al colegio o la guardería). Desde ese preciso instante debemos tener cuidado con nuestro comportamiento, con nuestro lenguaje, con nuestros gestos ... los niños lo absorben todo, son como pequeñas esponjas ávidos por conocer y descubrir. Y aunque, en muchas ocasiones, no nos demos cuenta los niños están "grabando" todo lo que ven y escuchan.
Todas las enseñanzas son buenas, pero la educación será una de las más importantes y necesarias para su desarrollo como persona. Un niño educado es un adulto respetuoso, tolerante y preparado para convivr con los demás. La preparación profesional es importante, para poder desarrollar un trabajo determinado y ganarse el sueldo, pero el desarrollo personal es importante para todos los órdenes de la vida, su vida social, laboral, familiar.
Ahora bien, la realidad nos hace conocer lo dura que es la fase de educación del niño. Cambiar comportamientos, conductas, insistir, remarcar, etc. es una tarea diaria, para la que se tiene que armar de mucha paciencia. La capacidad de aprender de los niños es muy grande, pero también son muy grandes sus ganas de hacer lo que más les gusta: saltarse las normas y hacer lo incorrecto que, generalmente, es más fácil (e incluso, divertido) que hacer lo correcto.
Los buenos modales (incluidas otras enseñanzas como la higiene personal, el vestuario, etc.) son fundamentales en todas las personas que conviven con el pequeño. No hay que darle una disculpa sobre si tal o cual persona hizo eso; el se escudará rápidamente en este hecho para justificarse.
Durante los primeres meses de vida del niño, está claro que las enseñanzas deben ser mínimas pues el niño apenas tiene capacidad motriz para poder realizar actos como tomar bien una cuchara o cualquier otro cubierto, limpiarse con una servilleta o babero, etc. Asi todo, no podemos descuidar nuestros modales, pues los niños son "máquinas de imitar" y, aunque de forma inconsciente, imitarán todo lo que hacemos.
Un punto importante en su educación es el momento en el que empiezan a decir sus primeras palabras. Después de asimilar la gran alegría de haber escuchado por primera vez papá, mamá o cualquier otra palabra, hay que ponerse manos a la obra. Hay que enseñarle a pedir las cosas por favor, a dar las gracias cuando le dan un caramelo, le deja un juguete, etc.
No es fácil, pero a base de insistir se consigue. Los niños, desde que son pequeñitos hasta la pubertad requieren de atenciones, que suelen ir mermando o cambiando a medida que crecen. Por eso un lema que es importante recordar; hay que "invertir" en nuestros hijos; pero no solo dinero (mandarle a un buen colegio, a clases de refuerzo, a realizar actividades extraescolares, etc.), sino que hay que "invertir tiempo" en nuestros hijos. Y de eso tiene todo el mundo. Lo importante es saber aprovecharlo y saber que es una inversión de futuro hacerlo en nuestros hijos.
Los niños suelen ser un fiel reflejo de lo que ven en casa en cuanto a comportamiento y modales; sobre todo en los primeros años que apenas cuentan con otro contacto social que el de sus padres (pues no van al colegio o la guardería). Desde ese preciso instante debemos tener cuidado con nuestro comportamiento, con nuestro lenguaje, con nuestros gestos ... los niños lo absorben todo, son como pequeñas esponjas ávidos por conocer y descubrir. Y aunque, en muchas ocasiones, no nos demos cuenta los niños están "grabando" todo lo que ven y escuchan.
Todas las enseñanzas son buenas, pero la educación será una de las más importantes y necesarias para su desarrollo como persona. Un niño educado es un adulto respetuoso, tolerante y preparado para convivr con los demás. La preparación profesional es importante, para poder desarrollar un trabajo determinado y ganarse el sueldo, pero el desarrollo personal es importante para todos los órdenes de la vida, su vida social, laboral, familiar.
Ahora bien, la realidad nos hace conocer lo dura que es la fase de educación del niño. Cambiar comportamientos, conductas, insistir, remarcar, etc. es una tarea diaria, para la que se tiene que armar de mucha paciencia. La capacidad de aprender de los niños es muy grande, pero también son muy grandes sus ganas de hacer lo que más les gusta: saltarse las normas y hacer lo incorrecto que, generalmente, es más fácil (e incluso, divertido) que hacer lo correcto.
Los buenos modales (incluidas otras enseñanzas como la higiene personal, el vestuario, etc.) son fundamentales en todas las personas que conviven con el pequeño. No hay que darle una disculpa sobre si tal o cual persona hizo eso; el se escudará rápidamente en este hecho para justificarse.
Durante los primeres meses de vida del niño, está claro que las enseñanzas deben ser mínimas pues el niño apenas tiene capacidad motriz para poder realizar actos como tomar bien una cuchara o cualquier otro cubierto, limpiarse con una servilleta o babero, etc. Asi todo, no podemos descuidar nuestros modales, pues los niños son "máquinas de imitar" y, aunque de forma inconsciente, imitarán todo lo que hacemos.
Un punto importante en su educación es el momento en el que empiezan a decir sus primeras palabras. Después de asimilar la gran alegría de haber escuchado por primera vez papá, mamá o cualquier otra palabra, hay que ponerse manos a la obra. Hay que enseñarle a pedir las cosas por favor, a dar las gracias cuando le dan un caramelo, le deja un juguete, etc.
No es fácil, pero a base de insistir se consigue. Los niños, desde que son pequeñitos hasta la pubertad requieren de atenciones, que suelen ir mermando o cambiando a medida que crecen. Por eso un lema que es importante recordar; hay que "invertir" en nuestros hijos; pero no solo dinero (mandarle a un buen colegio, a clases de refuerzo, a realizar actividades extraescolares, etc.), sino que hay que "invertir tiempo" en nuestros hijos. Y de eso tiene todo el mundo. Lo importante es saber aprovecharlo y saber que es una inversión de futuro hacerlo en nuestros hijos.
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